El cuerpo de Franz Ziereis tras el linchamiento al que fue sometido tras su muerte por algunos prisioneros de Mauthausen. A la derecha el distintivo de los reclusos españoles que más tarde fue adoptado como anagrama por la asociación “Amical de Mauthausen”.
Al Comandante del campo Franz Ziereis (que se entregó voluntariamente, a pesar de la “versión oficial”), le dispararon en el estómago para obligarle a firmar una falsa confesión, en inglés y escrita a máquina, que los interrogadores y agentes aliados le arrancaron tras horas de agonía, con la promesa de volver a ver a su esposa e hijo. Así consiguieron los “antifascistas”, de los cuales algunos de ellos fueron más tarde miembros de la “Amical de Mauthausen” y adláteres (como el comunista Hans Marsalek), edificar el mito de los 6.000.000 y las cámaras de gas de Mauthausen que nunca existieron como quedó demostrado.
Una de las imágenes que se conservan del sádico interrogatorio a un ya agonizante Ziereis.
UN “HÉROE” MUY BORROSO
Durante la búsqueda de imágenes para este artículo nos hemos “tropezado” con la fotografía siguiente en la que nos ha llamado la atención un personaje que aparece durante el interrogatorio a Ziereis luciendo un brazalete en el que aparecen escritas burdamente las palabras: “Spanish wall-paper reporter”‘ de inmediato hemos reconocido su rostro, se trata de Francisco Boix, un preso español que ha pasado a ser un icono del periodismo gráfico, pero que siempre ha sido cuestionado como autor miles de fotografías tomadas en Mauthausen. (Para quienes ignoren quién era este personaje, aquí encontrarán su web: http://negativosparalahistoria.blogspot.com.es/2013/01/httpswww.html )
Un saludable Francisco Boix (arriba) en varias épocas de su internamiento. Abajo la imagen a la que hacemos referencia en el párrafo anterior y en la que aparece Boix.
La versión de Antonio García se contradice con la de Boix, García dice que fue el junto con un prisionero polaco llamado Graboswki quienes escondieron las fotografías y los negativos, que Boix llego al laboratorio mucho después que ellos empezaran a esconder negativos en un archivo secreto dentro del propio laboratorio. García cuenta que cuando el cayo enfermo, Boix aprovecho para robar el archivo secreto y sacar las fotografías del campo, aribuyéndose el mérito, añadiendo también que Boix no tenía una intención altruista respecto a los negativos, si no que, una vez finalizada la guerra, quiso vender las fotografías y negativos a los franceses simplemente por obtener un beneficio económico.
Otro mentiroso como Enric Marco, ex-presidente de la “Amical de Mauthausen”.
Nota de la redacción:
Es vergonzoso que organizaciones llamadas “antifascistas” promuevan actos contra librerías cuando a muchos de los que ellos quieren hacernos recordar, actuaron de forma tan cruel al final de su cautiverio. La situación es aún más penosa teniendo en cuenta de que estas organizaciones están subvencionadas por organismos oficiales.
Quizás algunos de los que pensaban acudir a la manifetación “antifascista” del próximo 9 de Noviembre, no acudan al leer este artículo. Si solo uno de ellos no asistiera por ese motivo ya nos daríamos por satisfechos. Para defender una causa hay que conocerla a fondo.