“Erich Priebke era capitán en la Roma ocupada de 1944, cuando treinta de sus compañeros de armas fueron asesinados cobardemente por el efecto de la explosión de una bomba colocada en medio de la calle Rasella por partisanos comunistas. Otro centenar de sus compañeros de armas fueron heridos y algunos quedaron ciegos para siempre. Priebke estaba especialmente afectado al saber que un niño italiano de once años también había muerto en el atentado, su cuerpo quedó separado en dos por la explosión. Por lo tanto, ¿qué ser humano, en tales circunstancias, podría mantener la cabeza fría ante los hechos? Se puede añadir que Priebke fue uno de los que recibieron la orden de sus superiores de Berlín para ejecutar al día siguiente, como represalia, a diez hombres por cada víctima. Un nuevo horror sobre el primero.
Las asociaciones de judíos, comunistas y otros que ayer tomaron la iniciativa de organizar actos vergonzosos de violencia en contra de los intentos de transportar el ataúd de Priebke a una iglesia, sin duda tenían en mente el “delito” del que se le acusaba, pero el verdadero odio de esos exaltados hacia Priebke era su revisionismo. En un momento en que, en el plano estrictamente histórico y científico, los revisionistas han ganado una victoria tras otra, la ira de los entusiastas de la exaltación del “Holocausto” o ”Shoah” es comprensible y eso empuja a crear las condiciones necesarias para que Italia adopte una ley especial “ad-hoc” contra el revisionismo.”
Robert Faurisson
17 de octubre 2013
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