El fraude de Ana Frank / El Caso de Ana Frank

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El fraude de Ana Frank / El Caso de Ana Frank

Postby phdnm » 1 decade 1 month ago (Mon Apr 15, 2013 1:56 am)



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Re: El fraude de Ana Frank / El Caso de Ana Frank

Postby phdnm » 1 decade 1 month ago (Mon Apr 15, 2013 2:07 am)

El Caso de Ana Frank

Por Pedro Varela ( Carta Nº 10 Otoño/Invierno 1996)



El siguiente texto es fruto de un trabajo universitario de investigación presentado por Pedro Varela mientras cursaba sus estudios de Historia Contemporánea, incluído dentro de una documentación más extensa solicitada por el profesor de la materia en torno a los orígenes y consecuencias del Juicio de Nuremberg ante el Tribunal Militar Internacional.

El texto fue igualmente publicado como Carta circular con el objeto de ofrecer a los vecinos de la Calle Séneca de Barcelona la posibilidad de cotejar otras informaciones que compensaran las ya de por sí unilaterales recibidas hasta el momento desde la “Plataforma Cívica Ana Frank” y otros profesionales del victimismo político.

Se trata también del único texto escrito por Pedro Varela, de entre todos los incluídos en la acusación que contra él ha coleccionado la policía autonómica catalana y la fiscalía, del que podrían extraerse opiniones personales, a pesar de que se citan en todo momento las fuentes de información.

El Fiscal General de Catalunya, Sr. Mena, opina que en el “caso Varela” “persigue el odio y no una idelogía”. Cabe preguntarle al Sr. Mena y a todos los lectores que ahora tienen a su alcance esta “prueba del delito”, ¿en qué momento denota esta investigación de Pedro Varela odio de ningún tipo? Lea y decida por sí mismo.

EL CASO DE ANA FRANK

“El mito, ¿o tendríamos que decir el timo de Anne Frank?, es probablemente ambas cosas a la vez, a raiz de las investigaciones que hemos podido resumir al respecto. Conocida en el mundo entero por su famoso Diario, Anne Frank es sin duda la “víctima del Holocausto” más celebrada. En lo que se refiere a su impacto en el público — afirma el “caza nazis” judío Simon Wiesenthal –, el Diario de Anne Frank es “más importante que los juicios de Nuremberg” (The Washington Post, 1 de Abril de 1979, pág. H3) (1).

Organizaciones de influencia y la mayoría de los medios de comunicación occidentales, promueven un culto casi religioso por Anne Frank. El mensual británico History Today (edición de Marzo de 1995), afirma que “El impacto del “Diario” ha sido inmenso, especialmente en las jóvenes generaciones, niños de colegio, adolescentes y estudiantes. En Alemania desarrollaron una especie de culto a Anne Frank en los años cincuenta similar a los movimientos despertados por Santa Teresa y Santa Bernadette. En 1957, la emoción de masas fue canalizada en un peregrinar de dos mil jóvenes, desde Hamburg a Bergen-Belsen, incluso lloviendo, durante la ceremonia en la que se depositaron flores en las fosas comunes, en una de las cuales fue enterrada Anne Frank” (2). Pero lo cierto es que el caso de Anne Frank no es diferente al de muchos otros judíos sujetos a la política de medidas antisemitas en tiempo de guerra llevadas a cabo por las potencias del Eje, no en menor medida justificada por la declaración de guerra que la nación judía realizó contra Alemania ya en 1933, es decir seis años antes de iniciarse el conflicto bélico (3).

Como parte del programa de evacuación de los judíos de Europa occidental, la niña de 14 años y otros miembros de su familia fueron trasladados por tren de Holanda al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau (actualmente en el sur de Polonia). Varias semanas más tarde, ante el avance del ejército soviético — junto a otros muchos deportados judíos — fue evacuada en ferrocarril de Auschwitz más de 400 kms. dirección occidente, al campo de Bergen-Belsen en Alemania del Norte.

Fue allí donde junto a otros compañeros del campo, Anne cayó enferma de tifus, enfermedad de la que murió a mediados de Marzo de 1945. No fue ejecutada ni asesinada. Anne Frank pereció — al igual que millones de no judíos en Europa durante los meses finales del conflicto –, como otra víctima indirecta de la guerra más devastadora. Su padre, Otto Frank, cayó igualmente enfermo de tifus y fue transferido por los alemanes a la enfermería del campo de Auschwitz, donde se recuperó. Finalmente formó parte de los miles de judíos que débiles o enfermos quedaron allí al abandonar los alemanes el campo, cuando en Enero de 1945 los soviéticos arrollaron el mismo. Otto Frank murió en Suiza en Agosto de 1980. Pero si la política alemana hubiera sido realmente la de asesinar a Anne Frank y a su padre, nunca hubieran sobrevivido a Auschwitz. Su caso, todo lo trágico que se pueda considerar, no merece ser falseado por intereses políticos y económicos. La pretensión de la así misma autotitulada “Plataforma pro Calle Anne Frank”, “proponiendo para esta calle — Séneca — el nuevo nombre de Calle Anne Frank, con una breve anotación que remarque su condición de símbolo de las víctimas del Holocausto” no se tiene en pie, como veremos.

La primera víctima de la guerra fue la verdad, cuya tergiversación era utilizada como arma de guerra psicológica. “No sé cuánto tiempo más podremos mantener que los alemanes están matando judíos en cámaras de gas. Es una mentira grotesca, como la de que los alemanes en la I Guerra Mundial fabricaban mantequilla con los cadáveres de sus enemigos”… “Se trata de una mentira que puede poner en peligro nuestra propaganda”. Esta fue la respuesta del jefe de la propaganda británica a Winston Churchill, desaconsejándole firmar dicha acusación contra Alemania, propuesta por el P.W.E. (Political Warfare Executive), departamento inglés responsable de la “guerra psicológica”. La idea fue recogida inicialmente según los rumores propagados por polacos y judíos en agosto de 1942. “El “Foreign Office” enseguida se dió cuenta de que se trataba de una mentira, pues los polacos y los judíos siempre estaban mintiendo para predisponer a Inglaterra contra Alemania” (4). No obstante el P.W.E. decidió utilizar y ampliar estas historias como base en la guerra propagandística contra los alemanes. Es dentro de este contexto de “guerra psicológica” y de “propaganda de atrocidades” en el que hay que enmarcar la historia de Anne Frank.

Pero no únicamente. Como bien indica Felderer (5) en su momento no sólo ha servido para denigrar a Hitler y la Alemania nacionalsocialista, también se ha demostrado útil a la causa de los israelíes en Medio Oriente, otorgándoles la sensación de que sus pretensiones sobre Palestina eran legítimas. Anne era el símbolo de los niños judíos perseguidos. Harwood añade que con esta y otras historias similares, se ha pretendido acobardar todo nacionalismo (6), a partir de ese momento siempre sospechoso de criminal, en favor de un internacionalismo útil a las pretensiones de la Alta Finanza de un gobierno mundial.

¿QUIEN FUE EL AUTOR DEL “DIARIO”?

Pero, ¿quién escribió el Diario de Anne Frank?

Se dice que “inicialmente, la publicación del Diario fue rechazada por numerosos editores” (7). Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París — la primera edición holandesa apareció en el verano de 1947 (8) –, se han hecho más de cincuenta ediciones en todos los idiomas importantes, contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares vendidos (9), muchos de ellos a la fuerza (10), amén de una hollywoodense película de gran éxito, obras de teatro y numerosas adaptaciones transmitidas por radio y televisión. Pretende ser el verdadero diario íntimo de una niña judía de Amsterdam, de 12 años de edad, escrito durante la ocupación alemana, mientras permanecía escondida con su familia en los fondos de una casa; posteriormente fueron arrestados (4 de Agosto de 1944) y trasladados a campos de concentración, donde Anne Frank falleció a los 14 años de edad, en Marzo de 1945, víctima de una epidemia de tifus que se extendió en la zona (11). Señalemos aquí que la detención de los Frank la llevó a cabo la policía holandesa (Policía Verde) y que Anne fue trasladada primeramente al campo de tránsito para deportados judíos de Westerbork (Holanda), posteriormente, el 2 de Septiembre de 1944, al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau y en Diciembre del mismo año a Bergen-Belsen (12), donde el fin de la guerra y el caos inherente producido por los bombardeos aliados sobre ciudades y los medios de comunicación y avituallamiento llevarían al hambre y el tifus. Es decir que fue paseada por toda Europa. Uno se pregunta si no suponía todo esto un esfuerzo por perder la guerra, puesto que en un momento de máxima necesidad, los alemanes se dedicaban a trasladar a los presos de naciones enemigas de campo en campo, con el consiguiente consumo del escaso combustible que hacía falta en el frente y utilización de numerosos trenes útiles en otros menesteres. Y si la intención de los alemanes era “exterminar” a la población judía, tampoco se comprende que Anne pasara tres meses en Auschwitz sin ser “gaseada” para ser trasladada a Bergen-Belsen, que en ningún caso era un campo de exterminio (según el Institut für Zeitgeschichte de Munich, instituición paraoficial del gobierno alemán, ni en Bergen-Belsen ni en todo el antiguo territorio del Reich existieron cámaras de gas para el exterminio de seres humanos) (13). Añadamos que el padre, Otto Frank, fue hospitalizado en Auschwitz para ser curado de sus dolencias (14). Resulta en cualquier caso sorprendente este interés de los alemanes para que los teóricamente destinados a la cámara de gas entraran en ella gozando de salud. Según Otto Frank, el “Diario” fue encontrado por casualidad, por él mismo, escondido en una cavidad que, casualmente, se hallaba entre la viga y el techo del lugar donde habían estado recluídos, antes de caer en poder de los alemanes. Ese encuentro fortuito ocurrió, según Otto Frank, bastante después de finalizada la guerra, en 1952 (15), si bien esta fecha no coincide con la de publicación de las primeras ediciones (1947) (16). Para Wolfgang Benz (44) el diario fue hallado por Miep Gies, una vecina de los Frank en las Prinsengracht 263 de Amsterdam, el mismo 4. 8. 44, día de la detención. Se dice que Anne Frank escribió su diario a escondidas. Así lo afirma en su prólogo George Stevens, quien afirma no sólo que el diario era pequeño, sino también “que del pequeño diario sólo Anne tenía conocimiento” (17). Aquí surge un problema, ¿cómo es que un libro que, según las ediciones, tiene unas 230, 240 ó 290 páginas, puede ser incluído en un diario pequeño que podía ser escondido detrás de unas libretas de apuntes del colegio? A pesar de hallarse en un desván relativamente pequeño, ninguno de los acompañantes la vió escribir (18), lo cual no deja de ser dificil, teniendo en cuenta que se trataba de un escrito voluminoso. Otros autores no coinciden sobre este punto (19). Según el historiador catalán J. Bochaca, que una niña de doce años escriba, en la segunda página de su diario, un ensayo filosófico sobre las razones ontológicas que la impulsan a hacerlo; así como que una niña de tan corta edad sea capaz de redactar una historia de la familia Frank, sin notas a la vista; que confinada en una buhardilla esté al corriente de la legislación y las medidas antisemitas de los “nazis”, incluyendo fechas, números de decretos y nombres propios; supone un caso impar en la historia de la literatura universal (20). El mismo autor hace notar que las ediciones inglesa y alemana del “Diario” difieren tan fundamentalmente, que las diferencias no pueden ser atribuídas, racionalmente, a criterios de traductor. “La verdad sobre el diario de Anne Frank fue revelada, inicialmente, por la publicación sueca “Fria Ord”, en 1959, en una serie de artículos diarios aparecidos en marzo. En abril de aquel mismo año, la revista americana Economic Council Letter (15 de Abril de 1959) resumió los artículos de su colega sueco, con la siguiente gacetilla: “La historia nos proporciona muchos ejemplos de mitos que tienen una vida más rica y más larga que la verdad, y que, sin duda, pueden llegar a ser más efectivos que la verdad” (21). Nuestras dudas aumentan cuando leemos en el New York Times del 2 de Octobre de 1955, que en el diario de Anne Frank “sólo figuraban aproximadamente 150 inscripciones” donde se consignaban “cronológicamente las sensaciones e impresiones de una adolescente” (“mamita me trata a veces como un bebé, lo que no puedo soportar”) y “adicionalmente muy pocas que no podrían considerarse como pertenecientes a esa categoría” (“temo mucho que nos descubran y que seamos fusilados”) (22). No obstante ello, continúa Richard Harwood, el “Diario” publicado consta de 293 páginas y su texto no concuerda con la relación, que acabamos de citar, entre numerosas inscripciones propias de una adolescente y “muy pocas” de mayor o menor referencia política. De hecho, no sólo las observaciones de carácter político del diario, sino su contenido general y su estilo, presuponen un conocimiento de interrelaciones históricas, juicio y arte de la expresión poco comunes incluso entre adultos. La edición “original” del Diario nunca fue publicada, puesto que el padre, Otto Frank, decidió expurgar el mismo de fragmentos escabrosos de una adolescente o de críticas a la madre de Anne. Más tarde este debió admitir que además de la escritora judía Anneliese Schütz e Isa Cauven”para colmar algunas lagunas en el diario debió requerir los servicios del periodista holandés Albert Cauven” (23). Incluso el poco sospechoso semanario Der Spiegel, instrumento principal en la “reeducación” del pueblo alemán, debía admitir que “el “Diario” en su conjunto no es auténtico”. Para el Spiegel queda claro que “aquello que ha hecho emocionar al mundo, no proviene enteramente de la mano de Anne Frank. En la edición el “Diario” ha sido transformado por numerosas manipulaciones…” (24). La investigación oficial llevada a cabo por la Dra. Hübner deduce que el “Diario” publicado está compuesto de 177 capítulos (cartas), que proceden de cuatro diferentes fuentes: 4 del Diario, 5 de un libro de relatos, 69 de dos diarios, que la Dra. Hübner define como primera elaboración del Diario, 99 procedentes de hojas sueltas, que la investigadora define como segunda elaboración del Diario.

JUICIO ESCLARECEDOR

Mayores sospechas nos asaltan, lógicamente, al estudiar el pleito en que se enzarzaron el conocido escritor judío norteamericano Meyer Levin y el padre de Anne Frank. El juicio transcurrió entre 1956 y 1958 ante el County Court House de la ciudad de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin un fallo a su favor que condenaba a Otto Frank a abonarle una indemnización de 50.000 dólares de la época por “fraude, violación de contrato y uso ilícito de ideas”; el pleito, que se arregló privadamente después de la sentencia por obvio mútuo interés, versaba sobre la “dramatización escenográfica” y venta del “Diario”. El juez, así mismo judío, era Samuel L. Coleman, quien dictó sentencia en el sentido de que Otto Frank debía pagar a Meyer Levin “por su trabajo en el diario de Anne Frank” (25). Para cualquier interesado, todo lo referente al caso Levin-Frank está archivado en la Oficina del Condado de Nueva York (N. Y. County Clerk’s Office) con el número 2241-1956 y también en el New York Supplement II, Serie 170, y 5 II Serie 181 (26). Así pues, la sentencia del juez — y juez judío — en el sentido de que el autor del Diario es Meyer Levin y no la niña, existe (27). Lo que interesa hacer notar es que de la lectura de la numerosa correspondencia privada de Otto Frank y de Meyer Levin que fue aportada al juicio como prueba de las partes, surge la grave presunción “juris tantum” de que el “Diario” “es substancialmente una falsificación” (28), y que el autor material de esa falsificación fue el igualmente judío Meyer Levin. Levin, en legítima defensa de sus derechos de autor, además de demandar al Sr. Frank por cuatro o cinco millones de dólares por su labor de parafrasear el manuscrito “para el fin que tenía que cumplir…”, pleiteó igualmente contra el productor de cine Kiermit Bloombarden, pues en la película — del mismo título que la obra — aparecen también escenas escritas por él y que no estaban contenidas en el Diario original (29). Meyer Levin había sido corresponsal en España durante la guerra civil de 1936 a 1939 y más tarde enviado de la Agencia Telegráfica Judía durante los enfrentamientos con los palestinos entre 1945 y 1946. La Enciclopaedia Judaica le reconoce como “el primer escritor en poner en escena el Diario de Anne Frank (1952)” (Vol. 11, pág. 109) (30).

UN BOLIGRAFO PREMATURO

Pero no acaba aquí todo, y nuestra duda se convierte en decepción cuando descubrimos, como lo ha hecho el historiador británico David Irving tras su investigación (31), que en el “Diario” de Anne Frank había tinta de bolígrafo. Así lo determinaron unos expertos que acudieron expresamente a Suiza para comprobar el manuscrito original en posesión de Otto Frank. Según estos, parte de los diarios habían sido escritos con bolígrafo — inventado en 1949 y cuya aparición en el mercado data como temprano de 1951 — algo imposible al haber fallecido Anne Frank de tifus (32) en 1945. Dos ciudadanos alemanes, Edgar Geiss y Ernst Roemer, pusieron públicamente en duda, una vez más, la autenticidad del famoso “Diario”. Ante ello el Tribunal del Distrito de Hamburgo encargó a la Oficina Federal Criminal Alemana (BKA) un examen de los textos para determinar científicamente si la escritura de éstos se había llevado a cabo durante los años 1941 a 1944, basándose en los análisis del papel y la escritura del manuscrito original. Este análisis químico-técnico fué llevado a cabo en abril de 1981, bajo la dirección del Doctor Werner (33). A pesar de su publicación, la ley del silencio de los “mass-media” intentó dar la menor publicidad posible a los resultados de los análisis. Sí lo hizo el New York Post del 9 de Octubre de 1980 mencionando el hecho. Según este análisis, las correcciones, comentarios y añadidos en las hojas de parte del manuscrito fueron hechas en tinta azul, negra, roja, a lápiz y en BOLIGRAFO de tinta negra, verde y azul. Como comentarios y texto principal son de una misma mano, recordémoslo, el libro fue escrito por alguien después de la guerra o cuando menos lo finalizó pasada la contienda. El original consta de tres libretas encuadernadas y 324 páginas sueltas (34).

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Reproducción del artículo del "New York Post" del 9.10.1980 donde se confirma que Anne Frank no pudo haber escrito con tinta de boligrafo su Diario, porque todavía ¡no se había inventado el boligrafo!


DIFERENCIAS EN LA ESCRITURA

Un calígrafo pudo comprobar, además, que todo había sido escrito por la misma mano y que, por tanto, no podía ser la de Anne Frank. Se trata de Minna Becker, períto calígrafo judía, quien afirmó ante el juez, repetidamente, que toda la escritura del diario pertenece a una misma mano (35). Para dilapidar este tema sólo ha hecho falta acceder a las cartas auténticas que Anne Frank escribió de niña a unas amigas, publicadas en los Estados Unidos; la letra de estas cartas sí tiene el aspecto normal de una niña de 10 ó 12 años, lo que no es el caso del “manuscrito original”, que nos revelan a un autor de mayor edad. Las cartas fueron adquiridas por el “Instituto Simon Wiesenthal” y, siempre según David Irving, sí son auténticas, no así el diario (36). Bochaca confirma asímismo, como han hecho posteriormente otros autores, refiriéndose a Paul Rassinier, que la escritura que se afirma es la de Anne Frank, reproducida en el libro Spur eines Kindes, de Ernst Schnabel, difiere totalmente de la escritura de Anne Frank en el manuscrito original. El Profesor Faurisson, de la Universidad de Lyon, cuya especialidad es la crítica de textos y documentos, y que mantuvo varias conversaciones personales con el padre de Anne Frank, insiste en este tema otorgándole el peso suficiente para llevar al escepticismo sobre el “Diario” de Anne Frank. Su primer trabajo sobre el caso fue publicado en francés en 1980. Una traducción del mismo apareció en el verano de 1982 en el volúmen del The Journal of Historical Review con el título “Is the Diary of Anne Frank Genuine?” (págs. 147-209). Entonces señalaba dos ejemplos de la letra manuscrita atribuida a Anne Frank, ambos escritos cuando esta contaba aproximadamente 13 años, pero extrañamente la primera (datada el 12 de Junio de 1942) parece mucho más madura y similar a la de un adulto que la supuestamente escrita sólo cuatro meses más tarde (10.10.42). Respondiendo a dicho escepticismo sobre la autenticidad del “Diario”, el State Institute for War Documentation de Amsterdam (Rijksinstituut voor Orloogsdocumentatie — RIOD), publicaba un libro en 1986 que incluía el facsimil de una carta supuestamente escrita por Anne el 30 de Julio de 1941. El descubrimiento en los EE.UU. de otros varios ejemplos de la letra manuscrita fue anunciado en 1988. El mismo incluía dos cartas fechadas el 27 y el 29 de Abril de 1940 y una postal, escritas a alguien en Danville (Iowa). Estas últimas, como las del 12. 6. 1942 y 10.10.1942, creaban un nuevo problema al Instituto de Documentación de Guerra de Amsterdam, dado que la letra manuscrita que aparece en ellas es completamente diferente que la escritura de adulto de la carta del 30 de Julio de 1941, así como la mayor parte del manuscrito en cuestión. Estos descubrimientos confirman la creencia del Prof. Robert Faurisson de que la letra manuscrita de “adulto” atribuída a Anne es, en realidad, muy parecida a la letra manuscrita de una de las personas que oficialmente “ayudaron” a Otto Frank a preparar el “Diario” para su publicación después de la guerra. Para Mª Paz Lopez y su artículo en “La Vanguardia”, estas diferencias de escritura son normales (!) en un adolescente (ver las reproducciones adjuntas). Igualmente soslaya, al tratar el tema del informe pericial encargado por el RIOD, el tema de la escritura a bolígrafo, mencionando exclusivamente las anotaciones a lápiz del padre. Podemos concluir pues, que no se trata de un “Diario”, sino de una novela, basada en un manuscrito escrito después de la guerra por Otto Frank o sus colaboradores, y redactado por Meyer Levín, con algunos añadidos posteriores del holandés Albert Cauven (38). El historiador alemán Udo Walendy es definitivo: “El Diario de Anne Frank — durante años lectura recomendada tabú para escuelas y público — es una falsificación” (39).

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Reproducción de una supuesta carta de Anne Frank del 12. 6. 42.

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Reproducción de una supuesta carta de Anne Frank del 10.10.42.¡Obsérvense las notables diferencias de escritura sólo 3 meses después!


ANNE FRANK A LA FUERZA

Conviene advertir aquí que para evitar dudas y desbancar las crecientes sospechas sobre la autenticidad del libro, fue impuesto por las autoridades alemanas actuales como “lectura obligatoria” en las escuelas (¡increíble negocio para los propietarios de derechos — Fondo Anne Frank — y editores!) y se llegó al extremo de adoptar medidas disciplinarias (retiro de la “venia docendi”) contra maestros y profesores que osaran manifestar sus dudas al respecto (40). El Profesor Stielau, de Hamburgo, fue expulsado de su cátedra, en 1957, por el mero hecho de haber osado poner en duda la autenticidad del Diario. ¡Increíble!. Todavía en 1976, el padre de Anne, Otto Frank, lleva a cabo acciones y denuncias contra Heinz Roth, de Odenhausen, en un juicio tendente a prohibir publicaciones que sostengan que el diario, tal como se publicó, no puede haber sido escrito por una niña de 12 años. Ejemplos éstos que demuestran cuán estrecho es el margen de la libertad de pensamiento cuando se rozan ciertos temas tabú (41).

UN TIMO MORAL

Richard Verrall (que publica bajo el nombre literario de Harwood) advierte que la falsedad del mito de Anne Frank va mucho más allá, es muchísimo más profunda que la eventual falsificación del texto. Reside en la “unilateralidad” y en la “recurrencia infinita” del tema: una perfecta aplicación política de la propaganda actual del viejo tema de la niña inocente atrapada por la maldad exclusiva de los otros, pero que triunfa incluso después de muerta. El mito de Anne Frank, por la fuerza de su impacto sobre la sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en símbolo de la “inocente” nación judía perseguida, sino más aún y contra todas las reglas de la lógica, en “prueba indiscutible” de la maldad intrínseca, inmedible, de los perseguidores. Reconozcámoslo pronto, en efecto, no importa desde un punto de vista humano que el “Diario” de Anne Frank sea una falsificación o no. Esta niña falleció, víctima del tifus — y no en una “cámaras de gas” inexistente en Bergen o convertida en “pastillas de jabón” que se han revelado una falacia, todo hay que decirlo –; y el padecimiento y muerte de cualquier niño es siempre lamentable. Pero es importante constatar que los posibles sufrimientos de una niña judía de 14 años, en tiempo de guerra, no son más significativos por el “hecho” de que hubiese escrito un diario, que los sufrimientos tanto o más terribles de otros posibles niños judíos; o que las desgracias infinitamente más numerosas de otros niños alemanes, italianos, japoneses, polacos, rusos o de otras nacionalidades que han sufrido horriblemente por muchos otros motivos en esa misma guerra: despedazados, quemados vivos a millones, mutilados o inválidos para toda la vida a causa de los bombardeos masivos de población civil efectuados por los aliados contra ciudades abiertas alemanas; abandonados en medio del caos ante la muerte o desaparición de sus padres; violados, corrompidos por la barbarie de buena parte de las tropas enemigas. Sólo en el Holocausto alemán de Würzburg, durante los últimos días de la guerra, fueron quemadas 5.000 personas, de entre las cuales más de 100 niñas y mujeres se llamaban Anna, convertidas en cenizas durante la noche del 16 de Marzo de 1945 (44). ¿Pero quién se acuerda de tal suma de horrores sufridos por los no judíos? ¿Quién llora por el niño alemán que, en Dresde, junto a otros 250.000 civiles, mujeres y niños principalmente, corre aullando envuelto en el fuego inextinguible del fósforo líquido? ¿Quién por la niña alemana violada varias veces hasta la muerte por una sucesión de bestias animadas a ello por el judío soviético Ilya Ehrenburg? ¿Quién escribe novelas lacrimógenas por los no menos reales e inocentes niños japoneses de Hiroshima y Nagasaki? ¿Quién por los niños de la misma edad de Anne Frank, masacrados en Paracuellos del Jarama, que en su propio país tampoco cuentan con una calle?. Nadie. No hay “best sellers” para ellos, no hay “dramatizaciones”, ni 50 ediciones, ni cine, ni teatro, ni bombardeo televisivo, ni campañas en su nombre, ni recogidas de firmas, ni movilizaciones entre los partidos políticos del sistema y sus parlamentarios, ni manifestaciones públicas cincuenta años después, ni nadie que quiera recordarles cambiando el nombre de una calle, por pequeña que esta fuera. ¿Por qué? ¿Tal vez porque no cuentan con un lobby que haga del dolor un negocio sin precedentes? ¿Porque les falta la conveniente orquestación de los “mass-media”, que hacen del sufrimiento ajeno un arma política, con la intención de desarmar moralmente a quienes denuncian semejante hipocresía? ¿O deberíamos ser más atrevidos y decir que, simplemente, porque no son judíos? Entonces habría que denunciar y perseguir igualmente a aquellos que por dinero o por oscuros intereses políticos y personales hacen, con los niños que han padecido en el pasado, discriminaciones en razón de su raza, religión o ideas políticas de los padres y sólo se acuerdan de unos niños muy concretos y minoritarios, soslayando a los demás. Se trata, sin duda, de un agravio comparativo.

¿Una calle para una niña o para una falsificacion?

“El Ayuntamiento de Bergen niega el nombre de Anne Frank a una calle”. Efectivamente La Vanguardia informaba de un caso similar al que nos ocupa con el pobre Séneca, con ocasión del intento de imposición de una “Calle Anne Frank” en la ciudad de Bergen, en cuyo municipio se encontraba el campo de Bergen-Belsen, y cuyo ayuntamiento se ha negado de plano a dar el nombre de Anne Frank a la calle que lleva al monumento recordatorio del campo. La propuesta fue hecha después de que años atrás se intentara dar — sin éxito — dicho nombre a una escuela (42). Con todo, entre el 12 de Mayo de 1995 y Otoño de 1996, la autodenominada “Plataforma cívica (!) Anna Frank” bombardeaba a las 230 familias que habitan en la calle Séneca de Barcelona con la petición de cambio de nombre y recogida de firmas consiguiente para solicitar su apoyo en semejante despropósito y lograr dicha permuta del Ayuntamiento y su Consejo Municipal del Distrito. El fin confesado de la campaña es “boicotear las actividades de la Librería Europa”, es decir la libertad de expresión de los demás. Según los organizadores cuentan con el apoyo de más de sesenta organizaciones. Pero aparte del cabezal impreso de un papel de cartas y algunos grupos marginales, las manifestaciones no son en absoluto numerosas (43) y mucho menos representativas de los ciudadanos de Barcelona o los habitantes de la calle Séneca, que no se sienten identificados con los “libertarios” y anarquistas violentos del Barrio de Gracia, ni con los homosexuales, las lesbianas o la extrema izquierda incendiaria, cuyo único hecho patente ha sido arruinar la calle Séneca con pintadas indecibles y reiteradas de bajo nivel cultural, cuando no lanzando piedras y cócteles molotov con grave riesgo para los vecinos. Una triste historia, ciertamente. Un señor se hace millonario a costa de su hija, muerta, haciéndola pasar como autora de una novela que ella no ha escrito. Y encima debe ser puesto ante los tribunales para que pague al auténtico autor. El periodista Gil Mugarza recomienda acertadamente que lo más decoroso y oportuno en relación con la desventurada muchacha, ajena a cuanto haya podido ser un lucrativo éxito editorial y un gigantesco éxito político y económico para la causa sionista, es el dejarla descansar sencillamente en paz.

Es lamentable que la jóven, muchos lustros después de su muerte, deba ser sacrificada nuevamente, una vez tras otra, víctima de especulaciones que utilizan a los muertos para solaz y distracción de los vivos.”


NOTAS:

(1 y 2) Weber, Mark: Anne Frank. Publicado en The Journal of Historical Review de Mayo/Junio de 1995, pág. 31.

(3) Daily Telegraph 24.3.1933 y Daily Express de misma fecha.

(4) Irving, David: Pruebas contra el Holocausto. Conferencia en el Hotel Majestic de Barcelona, el 17 de Noviembre de 1989.

(5) Felderer, Ditlieb: Il Diario di Anna Frank: una Frode. Edizioni La Sfinge, Via Marchesi, 30, Parma (Italia), 1990, pág. 6.

(6) Harwood, Richard (Richard Verrall): ¿Murieron realmente seis millones?. Historical Review Press, Inglaterra, 1977.

(7) Enciclopaedia Judaica, citada en Felderer, opus. cit. Pág. 14.

(8) Benz, Wolfgang: Legenden, Lügen, Vorurteile: Ein Wörterbuch zur Zeitgeschichte. DTV Deutscher Taschenbuch Verlag. 2ª Edición, 1992 y Felderer, pág. 13: Enciclopedia Brockhaus, Vol (6-450).

(9) Paz Lopez, María: La niña que contó lo inexplicable. La Vanguardia de Barcelona, el Miércoles día 15.3.95, pág. 2 de “Revista”. Según Benz opus. cit., esta cifra en 1992 era de 16 millones.

(10) Bochaca, J.: “El mito de Anne Frank”. Revista Cedade No 170 de Marzo de 1989. Págs. 18 a 20.

(11) “Anne Frank “Diary” a fake”. Publicado en el periódico Holocaust News, No 1, pág. 3, del Centre for Historical Review. London. Así mismo Enci. Judaica pág. 53 y Felderer op. cit.

(12) Enciclopaedia Judaica, pág. 53. Jerusalén, Israel, 1971-1972.

(13) Roth, Heinz: Anne Frank’s Tagebuch, ein Schwindel., 1979.

(14) Enciclopaedia Britanica. Citado por Felderer.

(15) Bochaca, opus cit.

(16 y 17) Felderer, opus. cit. pág. 13 y pág. 22.

(18) Bochaca, opus cit.

(19) Paz Lopez, opus. cit.

(20) Bochaca, J.: “El mito de Anne Frank”. Revista Cedade p.18-20.

(21) Bochaca, J.: El mito de los seis millones. Ed. Bausp, Barcelona, 1978; pág. 100.

(22) Harwood, opus. cit.

(23) Bochaca, opus. cit. y también Felderer, opus. cit. p. 14.

(24) Citado por “Kommentare zum Zeitgeschehen”. Folge 269. September 1993, p. 65.

(25, 26, 27 y 28) BOCHACA, J.: “El mito de Anne Frank”. Revista Cedade. Págs. 18 a 20.

(29) Gil Mugarza, Bernardo: “Requiem por Anne Frank”, Arriba, 9.5.59.

(30) Felderer, opus. cit. Pág. 15.

(31) Irving, David: “Pruebas contra el Holocausto”. Hotel Majestic, Barcelona, 17.11.89.

(32) Paz Lopez, opus cit.

(33) Bochaca, opus. cit.

(34) New York Post del 9 de Octubre de 1980.

(35) Bochaca, opus cit.

(36) Irving, opus. cit.

(37) Ver Faurisson, Prof. Robert: “Anne Frank’s Handwriting”. Publicado en el The Journal of Historical Review, Vol. 9, Nr 1, Spring 1989. Pag. 97-101. IHR, California. Pruebas caligráficas. Y Vol. 3, Nr 2, summer 1982: “Is the Diary of Anne Frank Genuine?” así como “Le Journal d’Anne Frank est-il authentique?” en Serge Thion, Vérité Historique ou Vérité Politique? Paris, La Vielle Taupe, 1980.

(38) Bochaca, opus. cit.

(39) Roth, Heinz: Anne Frank’s Tagebuch, ein Schwindel. Odenhausen, Julio de 1979.

(40) Bochaca, opus cit.

(41) Harwood, opus. cit.

(42) Gil Mugarza, opus cit.

(43) En su mayoría, a la media docena de homosexuales, lesbianas, o marginales de extrema izquierda habituales, se suman una cantidad casi siempre doble de periodistas y cámaras, dispuestos a extrapolar el hecho, para mayor beneficio de aquellos que después de salir en las fotos, aspiran a ser subvencionados por el Ayuntamiento y la Generalitat en base a impuestos que pagan los ciudadanos de a pie.

(44) Die Bauernschaft, Junio de 1995.


http://ecorevisionista.wordpress.com/20 ... ana-frank/

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Re: El fraude de Ana Frank / El Caso de Ana Frank

Postby phdnm » 1 decade 1 month ago (Sun Apr 28, 2013 1:17 am)

“El diario de Anne Frank”, denunciado en EE.UU.

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Interior sin editar del libro “El diario de Anne Frank”


“Anne Frank, el diario de una joven” es de lectura obligatoria en muchas escuelas en norteamérica y en muchas escuelas de Europa, ahora una madre de una alumna de secundaria en la escuela Meads Mill en Northville, acaba de presentar una denuncia contra el famoso libro.

Gail Horalek, la madre de la estudiante, ha presentado la denuncia contra del distrito escolar de su hija porque considera que en el libro de Anne Frank, hay pasajes que ella cree que son demasiado “explícitos” para alumnos de séptimo grado.

La versión sin editar del diario, que fue publicado en 1996, describe el descubrimiento de Anne de su propios genitales con algún detalle, que Horalek considera que puede rayar la “pornografía”, por lo que cree que la Escuela Secundaria Meads Mill, donde asiste su hija, debería haber pedido permiso a los padres antes de asignar el libro como lectura obligatoria.

“El problema es que la escuela está dando en séptimo material inapropiado para ese grado y no lo ha comunicado a los padres”, declara en su denuncia.

“La escuela envía una petición de permiso a los padres de los alumnos acon el fín de consentir el uso libros y películas que puedan llegar a contener material inapropiado de cualquier tipo”.

Horalek también dijo que los otros padres no se dieron cuenta de los pasajes del libro que ella ha denunciado y que los descubrió cuando su hija le confesó que había ciertas cosas en el libro que la habían hecho sentir incómoda.

La Sra. Horalek quiere que el libro sea retirado del plan de estudios. “Esto no significa que mi hija esté sobreprotegida, ni que yo viva en una especie de burbuja y, ni muchísimo menos, que estoy tratando de prohibir los libro, solo creo que según que detalles, sexualmente demasiado explícitos, no son necesarios para entender la devastación del Holocausto.”

No es la primera vez que el diario de Anne Frank ha levantado polémicas. En 2010, las escuelas públicas del condado de Culpeper, en Virginia, dejó de asignar como lectura en las escuelas la versión sin censura del libro debido a la referencia a los propios deseos sexuales emergentes de una adolescente como Anne y a descripciones poco afortunadas de su madre y de los demás habitantes del escondite en Amsterdam.

Nota de esta redacción: Nosotros estamos totalmente en contra de la lectura obligatoria de libros en la aulas, creemos que se puede aconsejar cualquier tipo de lectura que esté al alcance de la capacidad mental de la edad a quien va dirigida pero nunca forzar su lectura.

Está claro que el libro “El diario de Ana Frank” es un arma propagandista contra las ideas políticas del gobierno nacionalsocialista alemán y que, después de más de setenta años sigue siendo uno de los best-sellers más importantes de la historia a pesar de su falsificación.

Por eso recomendamos el escrito de Pedro Varela “El caso de Ana frank”.

El texto de Varela es fruto de un trabajo universitario de investigación presentado por él mientras cursaba sus estudios de Historia Contemporánea, incluído dentro de una documentación más extensa solicitada por el profesor de la materia en torno a los orígenes y consecuencias del Juicio de Nuremberg ante el Tribunal Militar Internacional.

El texto fue igualmente publicado como Carta circular con el objeto de ofrecer a los vecinos de la Calle Séneca de Barcelona la posibilidad de cotejar otras informaciones que compensaran las ya de por sí unilaterales recibidas hasta el momento desde la “Plataforma Cívica Ana Frank” y otros profesionales del victimismo político.

Se trata también del único texto escrito por Pedro Varela, de entre todos los incluídos en la acusación que contra él coleccionó la policía autonómica catalana y la fiscalía, del que podrían extraerse opiniones personales, a pesar de que se citan en todo momento las fuentes de información.

El Fiscal General de Catalunya, Sr. Mena, opinó que en el “caso Varela” “persigue el odio y no una idelogía”. Cabe preguntarle a todos los lectores quebtienen a su alcance esta “prueba del delito”, ¿en qué momento denota esta investigación de Pedro Varela odio de ningún tipo?

Leed y decidid por vosotros mismos.

lo podreis encontrar reproducido en muchos lugares de internet como:

http://www.vho.org/aaargh/espa/PVcasoAna.html

Os aseguramos que vale la pena.

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Re: El fraude de Ana Frank / El Caso de Ana Frank

Postby phdnm » 9 years 11 months ago (Thu Jun 20, 2013 1:30 pm)


La posesión de Anne Frank

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LAS DOS INSTITUCIONES QUE CUSTODIAN SU LEGADO PELEAN EN LOS TRIBUNALES


Los herederos de Ana Frank, a la gresca por su legado

La Casa de Ana Frank, que así se llama oficialmente, recibe más de medio millón de habitantes al año –en 2007, cuando se amplió y reinauguró, llegó a superar el millón– y es, le pese a quien le pese, el destino turístico más concurrido de Holanda. Y, en efecto, hay a quien le pesa. Por eso la casa museo de la autora del diario más famoso del mundo, en el mismo inmueble donde lo escribió –en el número 263 de Prinsengracht, el Canal del Príncipe, en Ámsterdam– podría tener sus días contados, al menos los de su bonanza económica. La Anne Frank Fonds, la otra gran institución que custodia el legado material e intelectual de la tristemente célebre niña judía, exige que le sean devueltos los más de 10.000 documentos que atesora y exhibe la Casa: cartas, fotografías, manuscritos, libros, recortes… La Fonds se los cedió en 2007 pero ahora los quiere de vuelta para llevárselos a otro centro en Frankfurt, Alemania. No se les está dando, argumenta, un uso adecuado.

La Casa de Ana Frank, que además de una casa es un museo y una fundación, se llama así porque fue, en efecto, la casa de Ana Frank, o al menos su escondite. Antes que eso el edificio acogió la sede de la firma alemana Opekta en los Países Bajos y la oficina de su padre, Otto Frank, que descubrió que el ático sería un buen lugar para esconder a su familia de los nazis con la complicidad de varios empleados.

El pequeño achterhuis de la casa –que significa “casa de atrás” en neerlandés, algo así como un ático o un desván de grandes proporciones equipado como una vivienda–, dio cobijo a los Frank y a otras cuatro personas a partir de 1942 y durante dos años y un mes, al término de los cuales fueron descubiertos por un colaboracionista holandés cuyo nombre se desconoce. La madre, las dos hijas y todos los miembros de la familia que les acompañaba, los Van Pels, murieron en campos de concentración.

Pasado el horror, cuando Otto Frank descubrió que era el único superviviente, decidió publicar el diario de su hija, rescatado de la casa por dos amigos de la familia, Miep Gies y Bep Voskuijl, poco después de que esta fuera desvencijada por soldados alemanes. El libro, publicado primero en holandés con el título de Het achterhuis, se convirtió pronto en un superventas y el 263 de la calle Prinsengracht comenzó a recibir peregrinos que querían ver la casa de Ana Frank. Al principio serían los mismos empleados de Opekta que dieron cobijo a las familias los que ejercerían de improvisados guías turísticos.

Años más tarde, cuando se conoció que el edificio sería demolido, el diario Het Vrije Volk de la capital comenzó una campaña para salvarlo y varios cofundadores, entre ellos el propio Otto, crearon a tal efecto la Fundación Ana Frank, que en 1960 conseguía paralizar la operación y hacerse con el inmueble, donado por su dueño, y con el edificio adyacente. La improvisada casa museo recibió 9.000 visitantes en su primer año y casi 20.000 en el segundo, de modo que en 1970 tuvo que someterse a una intensa restauración para protegerla de la afluencia de visitantes y remodelar el achterhuis, del que querían que presentase un aspecto similar al que tenía cuando los Frank se escondieron en él. Cuando reabrió en 1999 ya con este mismo nombre, la Casa de Ana Frank eran en realidad varias casas y alojaba, además del histórico achterhuis, un museo, una librería, una cafetería y varios espacios administrativos y de estudio.

Pero la Casa y su propietaria, la Fundación Ana Frank, no son las únicas depositarias del legado de la pequeña niña alemana. En 1963 Otto Frank y su segunda esposa, Elfriede Geiringer, crearon en Basilea, Suiza, la Anne Frank Fonds, una asociación benéfica con el objetivo de recaudar dinero para sus herederos –los primeros 80.000 francos de cada ejercicio anual–, de financiar a la propia Casa de Ámsterdam y de promover, a partir siempre de ambas partidas, campañas de concienciación contra el racismo y la intolerancia. Para asegurar su potencia económica tras su muerte en 1980, Otto Frank cedió a la Fonds el gran tesoro: los derechos de propiedad intelectual de El diario de Ana Frank, además de su manuscrito original y cientos de documentos, entre ellos cartas y manuscritos de la propia niña, y numerosas fotografías. La Casa de Ana Frank ya tenía, a fin de cuentas, la propia casa, de modo que el legado parecía repartido con justicia. Que la Casa y la Fonds se llevasen bien era algo implícito.

Y lo fue hasta 2007, cuando la institución suiza llegó a ceder miles de estos documentos a la Casa holandesa para su exhibición, en principio, permanente. Desde ese mismo momento, en cambio, andan a la gresca y, tras varios litigios menores, la Casa y la Fonds pelean ahora ante los tribunales por ver quién se queda físicamente con los documentos. La Fonds es su propietaria, pero se los prestó a la Casa. La Casa alega que no fue un préstamo, sino una cesión. Una cesión, se entiende, permanente. La Justicia lo decidirá en las próximas semanas.
“Ambas quieren poseer a Ana Frank”

Lo que está en veremos, sin embargo, es mucho más que el destino físico de los papeles de la niña que murió de tifus en un campo de concentración, sino el modo mismo de concebir a la joven heroína y las dos maneras que tienen ambas instituciones de reivindicar su figura. “Ambas quieren imponer al mundo su modo de verla”, explicaba esta semana Melissa Müller, una de sus biógrafas, en las páginas del The New York Times. “Ambas quieren poseer a Ana Frank”.

La Casa en Ámsterdam, asegura la Funds, se ha convertido en un espacio consagrado a la divinización de la niña –pese a la escalada de tensión de momento, y solo de momento, no se ha llegado a la acusación de mercantilización– en el que no hay lugar para el Holocausto o para la historia de las víctimas judías alemanas. Según detalló recientemente en una polémica entrevista Yves Kugelmann, portavoz de la Fonds, la Casa se ha convertido en “un centro de peregrinaje” hueco donde se usa la imagen de la niña “para todo y para nada”. Por esa razón la Funds –que financia por ley a la casa con más de un millón de euros al año, según la propia institución– quiere que les sean devueltos los papeles. Si la casa se niega a hacerlo, añadió, sus responsables no serán mejores que los nazis que saquearon las propiedades de los Frank después de su desalojo de su achterhuis.

La Funds no quiere los papeles para sí, extremo que, por otra parte, iría contra sus propios estatutos. Quiere llevárselos al Museo Judío de Frankfurt, ciudad en donde se ha erigido también el Centro Familia Frank y en donde la propia familia vivió durante siglos. Allí pretende que los documentos presenten a los Frank como “parte de la historia de los judíos alemanes”, según explicó recientemente el propio director del museo, Raphael Gross, en una entrevista.

En un vídeo que promociona el nuevo centro alemán Buddy Elias, presidente de la Funds y primo de la propia Anna Frank, explica que lo de los papeles sería, en realidad, “un regreso a casa”. La mayoría de ellos, en efecto –con la salvedad del propio diario y algunos más– fueron redactados en Alemania.


http://elsilenciodelaverdad.wordpress.c ... nne-frank/

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Re: El fraude de Ana Frank / El Caso de Ana Frank

Postby phdnm » 9 years 10 months ago (Sun Jul 21, 2013 4:40 am)

El “diario de Ana Frank” usado como re-educación siniestra de la juventud europea.


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Fue famoso cuando el día 1 de abril de 1979 el autodenominado “cazador de nazis” Simon Wiesenthal citó en el diario Washington Post que el diario de Ana Frank “es más importante que los juicios de Nuremberg”. Este muy bien puediera ser el caso, ya que el impacto del libro en el público en general así como los beneficios económicos generados han sido de hecho excepcionales.

Traducido a decenas de idiomas y establecido por norma como texto de lectura obligatorio en innumerables colegios, esta historia sobre las experiencias vividas de una joven judía ha sido un éxito comercial tal que hasta los mismísimos promotores del Holocausto-Shoá no pudieron haber previsto cuando comenzaron a elaborar estrategias de embestidas mundiales con sus pseudocuentos de persecuciones describiendo,como no, a los Judios como víctimas y, obviamente, nunca como autores de los delitos. Sólo tenemos que reflexionar sobre “Nakba y Palestina”, y podremos atisbar que estrategia ideológica está detrás de esta promoción de El diario de Ana Frank.

Curiosamente, aquellas voces críticas que deseaban contar una historia diferente o que simplemente deseaban permanecer un tanto objetivos no se les dió audiencia global alguna. La exposición sobre Ana Frank recorrió el mundo durante la década de los 90 y cerca de 20 mesas redondas mostraban la historia de Ana Frank en detalle casi cada minuto. Lo que no se menciona, sin embargo, fue el hecho de que Ana y su familia en realidad sobrevivieron el tiempo que pasaron en el campo de concentración de Auschwitz, muriendo en realidad mas tarde de tifus en el campo de concentración de Bergen-Belsen.

Este hecho fundamental da lugar a la siguiente observación: si la política alemana hubiera sido exterminar a Anne Frank, a su hermana, a su madre y a su padre, muy probablemente no hubieran sobrevivido todos ellos a Auschwitz-Birkenau.

Su destino, tan trágico como fue, no puede vincularse en modo alguno con la “historia” del denominado exterminio del Holocausto. Anne Frank murió de una enfermedad en la Segunda Guerra Mundial. Y tampoco al transporte de Anne Frank y su hermana desde Auschwitz, el 3 de septiembre de 1944, a través de Polonia hasta Alemania. También debemos recordar que Otto Frank y su familia eran Judios alemanes que huyeron de Alemania, debido a los nefastos hábitos financieros de Otto. Se establecieron en Holanda, pero nunca obtuvieron la ciudadanía holandesa.

Su legado se resume aún con mejor claridad en sus propias palabras:
” Lo que me asombra es no haber abandonado por completo mis esperanzas, que parecen absurdas e irrealizables. Y, sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo y sigo creyendo en la innata bondad del hombre. “

Una vez más un resentido y sin aprensión caso legal irrumpió en los Países Bajos sobre el legado del Diario de Ana Frank, el cual se ha convertido en una de las obras más vendidas de cualquier tipo en la historia.

Este confuso problema legal giraba en torno a cual de las dos organizaciones obtiene la posesión y el control permanente sobre el archivo de la familia Frank, por un lado la Anne Frank Fund de Basilea o la Fundación Anne Frank de Amsterdam. La primera fue fundada por Otto Frank en 1963. Es la única organización legitimada por él. Es el heredero universal y, según se establece en su testamento, el propietario de los derechos sobre las obras de la familia.

La Casa de Ana Frank, o en holandés, la Anne Frank Stichting, es una organización sin ánimo de lucro, cuyos principales objetivos son la gestión de la Casa y la difusión de la historia y los ideales de Ana Frank. Se trata de una organización independiente, no ligada a ningún partido político ni a corriente ideológica alguna. El 3 de mayo de 1957 se constituyó la Fundación Ana Frank. Su propósito fundamental era la conservación del escondite y la difusión de la historia de vida de Ana Frank. Tras una campaña de recolección de fondos, comienza, en 1958, la restauración del escondite. El 3 de mayo de 1960, la Casa de Ana Frank abre oficialmente sus puertas como museo. Fue aquí, en esta Casa, donde la familia Frank se escondió de las fuerzas de ocupación alemanas hasta su detención.

La raíz de esta controversia radica en el padre de Ana, Otto Frank, y sus actos paralelos en nombre de ambas organizaciones antes de su muerte en 1980. Estuvo involucrado en la creación de la Casa de Ana Frank (Amsterdam), pero dejó los derechos de publicación del diario de Ana a el Fondo de Suiza.

El Fondo está dirigido por Buddy Elias, primo de Ana Frank, y su agencia quería el archivo para un nuevo Centro de la Familia Frank que se encuentra en el Museo Judío de Frankfurt, el lugar de nacimiento de Ana Frank. Buddy Elias es primo hermano de Anne Frank – su madre y el padre de Anne eran hermano y hermana.

En un reciente informe de Reuters, fechado el 26 de junio 2013, nos informan sobre el resultado de esta disputa legal entre ambas partes :

El tribunal de Amsterdam ordenó la devolución de los documentos de la Casa de Ana Frank, que describe la disputa legal como “muy lamentable”, a la Anne Frank Fonds en enero de 2014. ‘The Anne Frank Fonds es el dueño de estos elementos y los había dado en préstamo por largo plazo … por el bien de tener un archivo gestionado comúnmente, ” dijo la corte, y agregó que hay una ruptura de la confianza entre las dos instituciones”, fuerte razón para cancelar el contrato de préstamo.

¿Esta decisión unirá a las partes o continuarán con la pelea?

Es lamentable que la joven Anne, muchas décadas después de su muerte, debe ser sacrificada una y otra vez. De hecho, se ha convertido en una víctima de estos especuladores del lucro que utilizan a
los muertos para su propio deleite y para el control de esos supuestos no creyentes.

Esta doctrina del shock, que es la historia de Ana Frank per sé, tiene muy claro su objetivo y es el verdadero genocidio del alma alemana. Algunos grupos de presión, medios de comunicación occidentales y muchas políticas sociales y educativas actuales promueven esta novela “best-seller”, reforzando de este modo esta cuasi-religiosa devoción por Anne Frank.

Anne Frank es quizás la “víctima” mas evocada del llamado holocausto. Aunque, ¿fue una “víctima”?. Pocas personas se dan cuenta de que tanto Ana como el padre y la hermana sobrevivieron a Auschwitz-Birkenau. No fueron más que víctimas de tifus, y no de cualquier cámara de gas en Bergen-Belsen. ¿Estamos ante otra estafa moral?

El diario de Ana Frank ha dado su visión durante tres generaciones alrededor todo el mundo y a decenas de millones de lectores, acerca de lo que la gente pasa en la clandestinidad – el miedo y la
frustración que sufren, el hambre en el resto del mundo, hasta que punto los prisioneros virtuales sobrevivirán.

Anne contrajo el tifus, falleciendo a mediados de marzo de 1945. No la mataron o asesinaron. Anne Frank murió, al igual que otros tantos millones de judíos como no judíos en Europa durante ese terrible época como víctima indirecta de la guerra más devastadora de la historia.

Pedro Varela, entre otros, advierte que la falsedad del mito de El diario de Ana Frank, va mucho más allá. La táctica es mucho más profunda que la mera y posible falsificación del texto. Reside en el “unilateralismo” y la “infinita recurrencia” del tema: una aplicación de la vieja propaganda perfectamente elaborada con el fondo de una niña inocente atrapada por el mal, que triunfa incluso después de su muerte. El mito de Anne Frank, por la fuerza de su impacto en la sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en un símbolo de la siempre perseguida e “inocente” nación judía sino sobre todo y en contra de toda regla de la lógica, en una incomparable e inconmensurable “prueba irrefutable” del mal de los perseguidores. Esto crea un sentimiento de culpa paralizante para las mentes de los alemanes.

¿Por qué carecen de la adecuada instrumentación de los “mass media”, haciendo del sufrimiento ajeno un arma política, con intención de desarmar moralmente a quienes denuncian tal hipocresía?

Permítanme decir que dudo tanto de la autenticidad de los documentos como de la veracidad de su contenido.

Mentes de mis muy respetados gentiles eruditos y lectores, estén tranquilos … Re-Investigamos para que no tengan que hacerlo ustedes. Espero que algo quede claro y es que no vamos a ignorar el verdadero holocausto, el holocausto alemán.

Recuerden: “Difficultas no vitiant actum” – La dificultad no vicia el acto!


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